Año de San José

Curiosamente el 8 de diciembre de 2020 el papa Francisco anunció que se celebrará un año entero a San José. Un santo memorable. Pero ¿en qué aspecto es memorable, quién es San José? ¿Por qué un año...

Curiosamente el 8 de diciembre de 2020 el papa Francisco anunció que se celebrará un año entero a San José. Un santo memorable. Pero ¿en qué aspecto es memorable, quién es San José? ¿Por qué un año en su honor? En este texto no pretendo dar respuestas a cabalidad de la misión de San José, pero sí mencionaré lo que pude conocer de su testimonio en el mundo.

El primero de mayo concluimos un pequeño proyecto en comunidad de 33 días de duración en torno la consagración a San José, esposo de María y padre terrenal de Jesús, cada uno de nosotros dedicamos un tiempo de nuestros días a leer y reflexionar de la persona de San José, en compañía del Espíritu Santo.

El nombre de San José significa, “el que hace creer”. San José hace que creamos en el milagro de que María había concebido a Jesús por obra del Espíritu Santo y así mismo él estuvo presente en el milagro y misterio del nacimiento de Jesús, el hijo de Dios. En la vida y en la misión de San José, Dios eligió hablarle mientras dormía, también San José vio y amó tanto a Dios porque fue puro de corazón, fue valiente, justo, trabajador, protector y Dios tenía guardado para él los mejores planes.

En nuestros días el matrimonio no es fácil porque se necesita amor mutuo, sacrificio y fidelidad. Un padre debe sacrificarse por la mujer, los hijos y el bien común gozando de la santidad de la maternidad y la bendición de los hijos.

Muchos coincidirán conmigo quienes tienen una familia unida; el amor de un padre es un amor incomparable, un amor tan parecido al de San José porque siempre va a estar como pilar de las familias. San José le enseñó a su hijo Jesús el sumo valor de trabajo, pero sobre todo le dio la libertad para que viviera plenamente. Con lo anterior quiero concluir diciendo que no puedo mirar a San José de la misma manera a como lo miraba antes de la consagración, para mí es un padre sumamente bueno, un padre espiritual. Mi cercanía y mi fe en él ha aumentado y persevero en buscar a Dios con el corazón sincero. Me gustaría que con estas palabras animara a muchos a leer sobre la vida de este santo y a reflexionar sobre la masculinidad y la paternidad y que gradualmente imitáramos a este hombre virtuoso.